domingo, 10 de agosto de 2008

Máscaras

Hasta hace algunos años, estos trabajos de Eva se encontraban entre las invenciones más controversiales y conocidas mundialmente (recordemos que fueron la inspiración para la creación de las máscaras de goma espuma blanca –similares a la piel del hombre normal- que el gobierno español obligó a usar a los turcos y judíos con el objeto de borrar las diferencias). Sin embargo, la popularidad que alcanzan no es producto de la dudosa generosidad española sino que deviene de la controversia que se genera en torno a una reflexión del polémico F. Nietzsche:
“(…) las máscaras de Eva son la culminación de mi obra. Para mi, son de lo más nietzschianas que hay (…)”
Es este comentario el que daría lugar a una serie de debates filosóficos acerca de cómo debería escribirse la palabra Nietzschiano y si es ético reemplazarla por nietzschero.
Ruskin –quien extrañamente no es ruso- escribe lo siguiente:
“Antes nos dedicábamos sólo a pensar y dejábamos la ortografía librada al corrector del Word. Sumado a nuestra babia constante, éramos unos verdaderos inadaptados sociales”

Paralelo al revisionismo ortográfico que cambiaría las formas de filosofar conocidas, Engels encuentra en la obra de Eva un claro ejemplo de las diferentes máscaras que adopta el capitalismo:
“…Tomemos las máscaras de Eva como ejemplo.”

Tiempo después, el joven George Lukács, en su célebre Máscaras: el imperio contraataca, denuncia a la obra como funcional al Sistema al no retratar al hombre común.
La querella marxista se exacerba cuando se habla de la aparición de una supuesta tercera máscara. Un Horkheimer esclarecedor, recuerda:
“Cuando discutían, Adorno y Benjamín parecían un matrimonio burgués. Estar en Frankfurt en esas épocas era insoportable para mi y mi psicólogo me recomendó alejarme de todo”.

Según la tesis de Benjamín, la tercera máscara era la síntesis que nos conduciría hacia un mundo feliz y proletario. Adorno, en cambio, fanático de la dialéctica negativa, consideró que la máscara en discordia no era síntesis de nada y negó su existencia.
En un intento por conciliar ideas y poner fin al conflicto que tanto lo traumaba, Horkheimer sugirió que las máscaras, en realidad, son perfiles de Eva para poder verse a sí misma desde una visión propia del Arte. Demasiado atrevida para su época, la idea es refutada por S. Hawking en su London zoo guide:

“No hay nada que pensar, si fueran Arte estarían en un Museo. Peor aún, es ridículo suponer que son perfiles de Eva. De ser así, la pobre era un escracho.”

7 comentarios:

Mc Quina dijo...

Gracias José, Marcela, Andrea, y otra vez Karina, por sus mensajes que mandaron a nuestros mails!!!

Anónimo dijo...

No es poco el donaire del pintor que otorga un aire de gracia a sus obras, gracia que, si no la posee él mismo por naturaleza, adquiere mediante estudio incidental, procediendo de este modo:
observa en torno a tí y toma los rasgos agradables de los bellos rostros, cuya belleza sea públicamente aceptada y no siguiendo tanto tu propio gusto, ya que podrías engañarte eligiendo rostros semejantes al tuyo.
En efecto, dichas semejanzas suelen agradarnos, de manera que, si acaso, fueses mal parecido, escogerías rostros nada hermosos, y los harías deformes, tal como otros tantos pintores...

El tratado de la pintura

Anónimo dijo...

Lore, dejá de fumar antes de escribir...o de última convidá

Como pediste a toda la oficina, COMENTO tu blog, porque los Blogs se comentan, no se firman, los flogs se FIRMAN, AH RE (no podía faltar)

Si con esto logro que dejes de molestarme en las mañanas, te comento todas las veces que sea necesario.

Sos grosa

Meli

Anónimo dijo...

Celebro la iniciativa y les deseo muchos éxitos.
Un beso Eva!

Unknown dijo...

oh make me a mask

Cruce Peligroso dijo...

rvjEse Hawkins sí que era un amargado insolente y de lo más reaccionario. Era tan obtuso el pobre viejo que en una exposición de Picasso lo acusó públicamente de ser un "grotesco latino agitador y sodomita", término este último muy en boga por aquellos tiempos. Lo recuerdo todo muy bien porque yo estuve allí, nadie me lo contó; Pablo lo miró a los ojos un momento y, sacando un crayón azul de su bolsillo, dibujó en la pared de la galería una máscara caricaturesca que reflejaba claramente las facciones del autor del "London Zoo Guide" y "Cosmic Bullshit", entre otros bodriazos filosóficos. Cuando terminó, el viejo le pregunta lacónico: ¿y usted cree que con eso me hace algún daño? A lo que el ilustre pintor le respondió: "¿Daño? ¿De qué me habla, buen hombre? Yo sólo pinto lo que veo. Son los tipos como usted los que se encargan de criticar." Y señalando el bosquejo recien hecho, terminó diciendo: "¡Aquí señores, mi última obra! Se titula: Retrato Evaniano de una viejo choto."
Las risas camuflaron la estampida del humillado Hawkins, a quien nunca más se lo vio por los rincones artístico de aquella "jolie" París de mediados de siglo.

Gracias, señoritas, por tan maravilloso blog. Los Tres Bufones celebramos la iniciativa.

Atte, Mitzuca Chinycó

P.D. www.lostresbufones.blogspot.com

Medea dijo...

Narcisismo reprimido.

Los artistas somos narcisistas, tenemos un ego complejo. Aveces el ego se come al artista. En este caso esta muy bien canalizado y disimulado. Como yo, que solo dibujo mis delgadas manos, aunque tambien me considero un escracho.

Por otro lado, la autorreferencia en la obra puede ser un camino al conocimiento sobre uno mismo.

"Conocete a ti mismo", Orácula de Delfos