lunes, 31 de agosto de 2009

Evarista: el grabado del dolor

Sabemos que la compulsión por escribir del prolífico Ludwig Wittgenstein lo llevó en más de una oportunidad a escribir sus reflexiones en papel higiénico. En su viaje por el viejo continente, enterada de las prácticas del filósofo, Evarista confundió este desorden mental con una costumbre europea. En plena convalecencia por una enfermedad de tipo hemorroidal que la mantuvo postrada durante todo un verano, sin contacto con el exterior, la artista nuevamente logra plasmar en este Autorretrato el padecimiento que la atormentaba. En este periodo –conocido como acquacento- , la mayoría de sus grabados los realizará estirada en su cama y en el baño.
Tal vez demasiado osada para su época, sus detractores –entre quienes se encontraba Fabriano Rosa Espina- creyeron erróneamente que la obra era el resultado de una simple experimentación con el soporte y la acusaron de malgastar papel higiénico aunque sus discípulos, tiempo después, dijeron que en realidad se trataba de serpentina.

1 comentario:

L.Valla dijo...

Al leer tu nota recordé la tristemente olvidada colección "Huele tu propia aventura", de la editorial Erik Estrada, cuyo éxito tuvo directa relación con el soporte en que fue impresa. La estrategia publicitaria desarrollada para lanzar esta serie de libros invitaba a los pequeños a iniciarse en el hábito de lectura a través de una experiencia multisensorial. Cada una de las páginas, impregnadas de sustancias químicas con efectos psicotrópicos, buscaba despertar la imaginación de los chicos que, atrapados por la trama, se convertían en adictos lectores en cuestión de minutos. Los publicistas y editores recibieron un reconocimiento por parte del Ministro de Educación de la época por abrir a los niños las puertas al mundo de la literatura.
Elucubradas adaptaciones de obras clásicas como “El tulipán de diseño” o “Los viajes canábicos de Gulliver”, permitían a los pequeños vivenciar de manera única estos relatos atemporales, al alcanzar un profundo grado de empatía con los personajes de sus historias predilectas.
Por desgracia, y como sucede con la mayoría de las ideas radicales, los grupos más reaccionarios se encargaron de poner fin a este innovador emprendimiento. La editorial fue demandada por la liga de Mujeres Nacionalistas y Patrióticas por promover el consumo de sustancias ilícitas. Tras pagar elevadas indemnizaciones a los antiguos lectores, que ahora concurren a clínicas de día, se vio forzada a llamar a convocatoria de acreedores. Por fortuna, los obreros de la imprenta no bajaron los brazos y tomaron la posta, al convertir a la rebautizada editorial Estrada (el nombre Erik fue dejado de lado por las connotaciones imperialistas, dada su vinculación con el afamado actor de Chips) en la primer fábrica recuperada dedicada a la edición de obras marxistas de divulgación infantil y juvenil.