lunes, 31 de agosto de 2009

Evarista: el grabado del dolor

Sabemos que la compulsión por escribir del prolífico Ludwig Wittgenstein lo llevó en más de una oportunidad a escribir sus reflexiones en papel higiénico. En su viaje por el viejo continente, enterada de las prácticas del filósofo, Evarista confundió este desorden mental con una costumbre europea. En plena convalecencia por una enfermedad de tipo hemorroidal que la mantuvo postrada durante todo un verano, sin contacto con el exterior, la artista nuevamente logra plasmar en este Autorretrato el padecimiento que la atormentaba. En este periodo –conocido como acquacento- , la mayoría de sus grabados los realizará estirada en su cama y en el baño.
Tal vez demasiado osada para su época, sus detractores –entre quienes se encontraba Fabriano Rosa Espina- creyeron erróneamente que la obra era el resultado de una simple experimentación con el soporte y la acusaron de malgastar papel higiénico aunque sus discípulos, tiempo después, dijeron que en realidad se trataba de serpentina.